¡Gracias!

Lugo, cerquita pero lo suficientemente lejos como para que pase el tiempo y no podamos vernos y tomar unas cervecillas. Gracias por toda la ayuda que prestas sin pedir nunca nada y estar siempre disponible para que te pueda dar la chapa de manera inmisericorde. Prometo que la próxima vez que recurra a tí no será por culpa de un bajón. Te doy mi palabra.
Besos mil, pesiosa.